Historia de Ushuaia. Indígenas, anglicanos, milicia, presidiarios y colonos.
La historia singular de Ushuaia, ciudad del fin del mundo es un vivo ejemplo de la tenacidad y el espíritu pionero del ser humano. Ushuaia surge en uno de los rincones de la Argentina más inhóspitos, desafiando un clima y una geografía adversa. Los intrépidos nómadas que llegaron a pie hace miles de años cruzando el puente terrestre desde el continente. Luego siguieron los igualmente audaces yámanas y kawésqar, navegando desde el oeste en precarias embarcaciones. Su historia comienza con los nómadas llegados hace 11 milenios a través del puente terrestre desde Patagonia, dando origen a los pueblos onas y haushs. Luego arribaron por mar yámanas y kawésqars. Estos antiguos pobladores supieron adaptarse y prosperar en el rigor del extremo sur. Su vocación nómada y profundo respeto por la naturaleza dejaron una honda huella en esta tierra.
Más tarde llegaron los misioneros anglicanos, encomendándose a su fe para establecer la primera misión en Tierra del Fuego. En 1869 se fundó la primera misión anglicana de la zona, liderada por Thomas Bridges. Sería clave para el primer asentamiento estable en Tierra del Fuego. Su devoción y trabajo conjuró el aislamiento de la inhóspita isla.
El hito fundacional ocurrió en 1884 cuando Augusto Lasserre estableció la Subprefectura argentina en Bahía Ushuaia, izando la bandera celeste y blanca en lugar de la británica. Lo secundaban marinos, misioneros y yámanas.
Ya en tiempos modernos, el tesón de los presos desterrados al penal de Ushuaia permitió erigir asombrosas construcciones de piedra, cambiando para siempre el peregrino caserío. Su duro castigo se transformó en legado arquitectónico del lugar. La ciudad crecía, pero las enfermedades y la caza diezmaron a los pueblos originarios, desaparecidos casi por completo en 1930.
Hoy los antiguos edificios de Ushuaia, como el convertido Museo del Presidio, son testigos de una fascinante histporia: intrépidos pioneros, sufridos presidiarios, devotos misioneros y los nativos fueguinos que le dieron forma única al fin del mundo.
Ushuaia sintetiza así la capacidad humana para sobreponerse y crear belleza
incluso en las situaciones más adversas. Su energía no proviene de las
comodidades, sino de enfrentar los desafíos con ingenio y voluntad férrea. Ese
es el gran destino modelado por el esfuerzo de pioneros, misioneros,
presidiarios y nativos visionarios.